sábado, 3 de septiembre de 2011

el supuesto peligro del triunfo oficialista


                En todos los medios existe un tema recurrente: ¿Qué hará el gobierno con una victoria aplastante y sin oposición? Hay desde sectores que hablan que así se va a poder aplicar sin problemas el modelo hasta los que alertan el peligro del totalitarismo. ¿Cuál es el parámetro a tener en cuenta?



            Primero, para entender cuál es la situación actual, debemos poner en claro quiénes son hoy los sectores que dominan el país y están detrás del Gobierno y, más interesante aún, de la oposición.



            Desde 1835, con la aparición en la Provincia de Buenos Aires de los ganaderos, antes inexistentes (gente que cercaba grandes extensiones de tierra y criaban ganado), este sector dominó la vida política de Argentina. Primero con Rosas y después con todos los presidentes hasta el 2003 (incluido Perón, el cual llevó de vicepresidente a Quijano, presidente de la Sociedad Rural). Este sector se hizo cada vez más fuerte al nacionalizarse (Urquiza es un buen ejemplo), expandirse a la agricultura, ganar extensiones inmensas con la Conquista del Desierto, extender la Pampa Húmeda con el sorgo de Alepo, refinar los planteles, aliarse a la industria (saladeros, frigoríficos) y al sector financiero.



            Los partidos políticos importantes hasta el peronismo eran casi todos una representación del sector (Autonomista - PAN - Radicales - Conservador - Demócrata Progresista) y la Sociedad Rural, junto a los militares, estaban atrás o al frente de los Gobiernos constitucionales o golpistas. Ningún Presidente faltaba a la inauguración de la Feria Anual en el predio de la Rural y jamás hubo una asunción presidencial sin contar con el Presidente de la Rural en el palco. Aun cuando el peronismo introduce a la clase obrera en la vida política, no deja por ello de estar íntimamente ligado al sector.



            Esto cambia con los Kirchner, o, mejor dicho, cambia desde la crisis del 2001. ¿Por qué? Entender esto es entender el “modelo” y quienes ganaron o perdieron y, también, porque la batalla contra Clarín y también por qué no hay oposición.



            Desde el 2001 hay dos cambios importantes: la sojización del campo y la fabulosa devaluación del peso. El resto no cambia sustancialmente, es decir, pese al discurso antimenemista del kirchnerismo, los servicios siguen privatizados, con los mismos contratos (o parecidos) que con Menem, el petróleo y la minería entregada a las multinacionales y los grandes grupos económicos haciendo buenos negocios con el Estado -(Rocca - Techint - Roggio - Macri - etc).



            La devaluación y la entrada de China y el bloque soviético al mercado mundial (que genera una aspiradora inmensa de recursos, entre otros, alimentos) expanden las exportaciones. Y, esto ligado a la sojización, lleva a que el Estado logra un ingreso de renta inmenso. La burguesía, vieja y nueva, se suma al inmenso abanico de negocios que esta situación traer aparejada. Pooles de siembra, exportaciones records de granos con precios record, ventajas competitivas en la exportación, sustitución de importaciones, inversiones en el extranjero (se abrieron p.ej. filiales de Siderca en China),inmenso crecimiento del turismo.



            La gran masa de dinero trae aparejado un crecimiento del comercio interno, con el boom de la construcción y la venta de autos. Si a esto se suman las ventajas de la profundización del Mercosur, con la exportación casi atada a Brasil, quedan pocos o ningún sector empresario que no se haya visto beneficiado, tal como tuvo que reconocer el mismo Biolcatti después den las elecciones. Si a esto se agrega, además, que, con el aumento colosal del PBI y las retenciones, el Estado dispuso de una masa de dinero que volcó en subsidios, atención social, planes sociales, futbol para todos, computadoras para todos los pibes y el aumento del empleo, que trajo un bienestar general, poca base hay para la oposición.



            Eso explica que, desde hace años no existe una verdadera oposición. El ejemplo más claro es que después de las elecciones del 2009, la oposición tenía mayoría suficiente para generar leyes y no hizo nada, salvo votar el 82% para los jubilados y no aprobar el Presupuesto. ¿Eliminó las retenciones? Ni locos, los matarían. En la oposición quedó casi sola la Sociedad Rural con el Grupo Clarín. E incluso Biolcatti no pudo dejar de ir a Tecnópolis en el Día de la Industria, donde todas fueron flores para el Gobierno.  Todo eso explica el voto en las primarias y el más abultado que van a traer las presidenciales, también la debacle de los dos partidos tradicionales encabezados por Duhalde y Alfonsín. No se debe descartar que Binner y Rodríguez Sáa crezcan (son los únicos que pueden mostrar algo concreto - Santa Fé y San Luis- y no están identificados con la vieja política)  y que Macri llegué a sustanciosos acuerdos con el Gobierno.



            De modo que la mayoría que consiga ahora no va a cambiar mucho la realidad actual. Lo que va a traer como consecuencia más importante es llevar al interior del kirchnerismo los conflictos de toda la sociedad, por lo cual es posible empezar a ver alguna o varias batallas o cruzadas contra la prensa o algún sector, buscando un enemigo con quien enfrentarse, alguien que justifique los errores o permita dividir las culpas.



            ¿Va a cambiar el enfoque económico? Ni soñarlo. Nadie mata a la gallina de los huevos de oro. Además, la mala cosecha de soja en E. E. U. U. sumado al aumento del precio de la misma, el presupuesto de Brasil para el año próximo y las proyecciones del comercio chino aseguran, como mínimo, un año más sin sobresaltos.



            Es esperable, eso sí, que vayan “corrigiendo” algunos aspectos de plan. Morigerando los subsidios (con aumento escalonado de tarifas, nafta, etc.), Intentando acordar aumentos por inflación futura, y, centralmente, buscando garantizar que el modelo siga funcionando con buenas ganancias para la burguesía y pagando la deuda. Mientras las variantes ayuden, no hay que esperar muchos más cambios.