lunes, 14 de octubre de 2013

¿Fracasó el kirchnerismo?





            Faltan dos semanas para las elecciones. Un aroma a fin de ciclo se huele en el aire. ¿Fracasó el kirchnerismo? Eso sería según como se haga el balance. Veamos:



            En el 2001 el país estalló. El modelo económico iniciado en el 75 por Isabelita y Rodrigo y llevado a fondo por Martínez de Hoz, modelo que tenía por fin la primarización del país, el retorno de la renta agraria a sus dueños originales (la burguesía terrateniente) y la realización de dicha renta mediante la Deuda Externa, convirtiendo a la gran burguesía en rentistas financieros, terminó de estrellarse con el inevitable precipicio a la cual llevó al país.



            Y la gente salió a exigir “que se vayan todos”, dejando al país sin nadie capaz de dirigirlo (la sucesión de presidentes sobra a modo de constatación) y a la democracia burguesa pendiendo de un hilo. Tal era la situación que dos impensables peronistas de derecha tomaron medida cuasi revolucionarias. Rodriguez Saa decretó el no pago de la Deuda y Duhalde las Retenciones a la Renta Agraria. Pero nada alcanzaba y costaba hacer entrar en cauce a la población que descreía de todas las instituciones. En ese marco apareció Kirchner.



            Mediante un Gobierno de Frente Popular (en alianza con la burocracia sindical -Moyano al frente-) giró todo a la izquierda que necesitó para restaurar el Estado. Volvió a poner al Plan Pinedo en marcha (sustitución de importaciones, mercado interno - con aumento salario obrero incluido -, Mercosur, achicamiento de las FFAA, etc) hasta reconstruir la confianza de la gente en el voto y  los políticos (la mayor parte los mismos que se pedían que se fueran).



            Pero no tomó ninguna medida de fondo. Ni dejó de pagar la Deuda, ni estatizó los servicios (salvo los que las privadas casi quebraron), ni recuperó el desarrollo de las ramas de punta de la industria (polo petroquímico, cohetería espacial, etc), ni creó la infraestructura para un salto en el desarrollo (más y mejor energía, mejorar transportes, puertos, etc.), ni tocó un pelo de las prebendas de la nefasta burocracia sindical. Y de a poco, crisis mundial mediante, volvió a la normalidad de un gobierno normal. Se puede decir que, desde el punto de restaurar el sistema, casi lo logra. Salvo que la gente se resiste a desmovilizarse.



            ¿Y ahora?. La figurita de Massa tiene poco sustento y el resto de la oposición es cartón pintado. Por eso todos quieren que Cristina continúe hasta terminar el mandato. Le piden que se encargue ella de aplicar el ajuste. Que haga el trabajo sucio. Porque ninguno está en condiciones de hacerlo. Y como es común en las experiencias “progresistas”, empiezan por la izquierda y terminan en la derecha. El problema es que la gente no quiere girar a la derecha. Está esperando que Cristina o Massa (que se presenta como el sucesor) arreglen los “problemitas” y todo vuelva a la buena senda anterior.



            Como eso no va a suceder, un sector de la población lo entendió y giró a la izquierda. Eso explica el millón de votos de la izquierda (la real, no Donda ni Binner) y las altas votaciones en Salta, Mendoza y otros lugares. Y habrá que ver cuál es el resultado de las próximas elecciones. Pero es el único sector nuevo que creció exponencialmente. ¿Seguirá creciendo? Depende De la izquierda, tan proclive a desunirse ni bien tiene un poquito de aire. De que la gente siga reclamando y exigiendo, lo cual parece que es la tónica en el mundo (como en Brasil, Turquía, Libia, Siria, etc).



            Y que el pánico no ponga en el centro de la escena la Ley Antiterrorista, aggiornamiento de la Ley de Residencia (que tuvo vigencia entre 1902 y 1956) y del Plan Conintes (hasta 2012). Porque está permitida toda experiencia “progresista” que no cuestione la ganancia de las grandes patronales y no ponga en tela de juicio quién manda de verdad en el país. Más allá de eso, no. Más de 4000 dirigentes sociales y políticos judicializados son una muestra. La democracia sindical, las decisiones de la base por Asamblea, están prohibidas aún en el más nacional y popular de los Gobiernos.



            No sea cosa que los trabajadores y el pueblo quieran que la plata vaya para salarios, educación, buenos servicios, jubilaciones, etc. en lugar de irse del país por la fuga de capitales o el pago de la Deuda. O que se cuestione las fabulosas ganancias de los grandes pulpos capitalistas. Porque el cinturón solo se aprieta para los de abajo. Y llegó el momento de apretarlo.