Macri acaba de consagrarse
Presidente de la Nación. Ganó en unas elecciones reñidas. Lo hizo por un margen
mínimo de poco más de 700.000 votos
(2.2% del padrón electoral o el 1.5% de la población). Ganó haciendo
campaña por políticas a las cuales votó en contra, prometiendo mantener lo
esencial de los aportes de ayuda social, manteniendo las empresas de petróleo,
aeronavegación y ferrocarril nacionalizadas, mantener el Futbol para todos y
mostrando un perfil populista que fue el eje de su discurso al resultar
ganador.
Ganó por el cansancio de la gente
ante la falta de respuesta del kirchnerismo ante deudas no resueltas (buenos
servicios - democracia sindical - equidad tributaria - seguridad - cese de
mafias y narcotráfico - mayor empleo - etc) sobre las cuales se montó una
campaña mediática repleta de falsedades y ante el deterioro que muestra el
ingreso de los trabajadores al empezar a golpear la crisis al Mercosur y a
nuestro país. Como siempre, fueron los de abajo los que sufrieron el ajuste.
Es decir que Macri ganó con el voto
esperanzado de muchos trabajadores y gente humilde para que corrija los
“errores” del Crisitnismo. ¿O acaso la gente lo votó porque quiere el ajuste,
la represión y el corte de servicios sociales? Porque esa lectura es muy
torcida. Ni siquiera Macri planteó algo parecido.
Por lo tanto, la primera conclusión
clara es que no existió giro a la
derecha. Porque no se puede considerar a Scioli la izquierda (y a
Cristina tampoco) y porque el discurso de Macri no se diferenció en nada de las
propuestas de Scioli. Lo que existió fue un repudio al kirchnerismo de una
parte y un inmenso volumen de gente que defendió la continuidad de este modelo.
Y creo que este es el análisis más importante a realizar.
Macri no recibió un aval para el
ajuste, para golpear a los sectores más humildes, un mensaje de discriminación
ni un cheque en blanco para que desate una política de achicamiento del Estado.
Y si bien tiene el Gobierno de
Capital y Buenos Aires, el apoyo importante de Santa Fé, Córdoba y Mendoza, no
tiene base territorial armada donde apoyarse para enfrentar la pelea por el salario
y contra el ajuste. Depende para ello de los gremios, de los intendentes, de la
UCR y del kirchnerismo, el cual tiene quórum propio en el Senado y es la
primera minoría (y de peso) en Diputados. Porque
si Macri avanza en cualquier política antipopular, va a necesitar el apoyo de
la bancada del FPV.
Hasta ahora, contó con ese apoyo
para llevar adelante su política en Capital. No creo que vaya a ser tan
sencillo para el país y más aún cuando va a empezar la pelea por la dirección
del PJ y, para ello, hay que sacar chapa de opositor. Vamos a ver el Gobierno
más negociador que conozcamos. No porque confíe en la magnanimidad de Macri,
sino porque no existe otra posibilidad. Y si pasan leyes de recorte y castigo a
los bolsillos populares, esto solo va a ocurrir si el peronismo apoya esas
leyes (lo cual no sería sorprendente).
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