domingo, 15 de marzo de 2015

MACRI se ubicó en el centro del escenario político


(o el triste fin del radicalismo)


            La convención radical acaba de votar el fin de la UCR como partido de masas. Si bien es cierto que ya hacía tiempo no arrastraba multitudes e incluso los votos le eran esquivos, todavía era uno de los referentes a nivel nacional en política, era uno de los tres aparatos partidarios con inserción territorial sólida en el conjunto del país (por sí misma y sin alianza) y era la heredera de uno de los dos movimientos nacionales que realmente se podrían llamar “progresistas” en nuestra historia, el encabezado por Alem e Irigoyen (el otro, obvio, es el de Perón).

            Ahora, visto a la luz de las masacres de la Patagonia Rebelde y la Semana Trágica (ordenadas por Irigoyen), de avalar todos los golpes (salvo el del 30) de participar en los bombardeos de junio del 55 (Zabala Ortiz iba en uno de los aviones), de ser parte central de la Libertadora y acompañar la proscripción  del peronismo, es difícil de entender. Pero fue tan progresiva la aparición de la UCR que Ave Llalement, el fundador del primer diario marxista del país, integró sus listas siguiendo indicaciones de Engels.

            Bajo el liderazgo de Alfonsín volvió a flamear las viejas banderas de democracia y voto popular (casi como si la historia se repitiera), pero duró poco. Su ciclo histórico ya había pasado. Hoy, acomodándose bajo la sombra de Macri y Carrió no hace más que terminar de reconocer públicamente cual es la ubicación de lo que alguna vez se llamó centro izquierda (sic).        

           Pero esto no puede entenderse, no logra ubicarse en contexto si uno parte de creer que el kirchnerismo es un gobierno de izquierda.

            Ha sido tan enorme el giro a la derecha de todas las superestructuras políticas después de la caída del Muro de Berlín que todo se confunde. La derecha mundial que antes era esencialmente xenófoba y antisemita ahora está integrada y co-dirigida por el sionismo y es xenófoba y anti musulmana.   Los partidos “populares” o de “izquierda” giraron a aplicar los planes de ajuste del FMI o desaparecieron (Partidos Socialistas – Partidos Comunistas – APRA Peruano – Partido Verde de Alemania – Nasserismo – Kadafi – Copei y MAS venezolano – MNR Boliviano - etc).

            El kirchnerismo es, en parte continuador de los 90. Sobre todo en la política privatista (viva Alsogaray!!!). Y con los mismos contratos de ausencia de control para las privadas. Es continuador de las concesiones de petróleo y minería. Es continuador de la misma ley entreguista en el sector financiero. Mantiene incólume el sistema regresivo de impuestos que grava centralmente el consumo popular y los salarios. Y no ha modificado en lo grueso la política de primarización de la economía (el 80% de la producción argentina es de materias primas).

No se recuperó ni el Polo Petroquímico, ni la cohetería, ni la industria armamentista, ni la industria ferroviaria, ni la fabricación de aviones, ni se desarrollaron sectores industriales de punta nuevos. No se avanzó en la rama 3 que mencionaba Marx (máquinas que producen máquinas), menos en química, cibernética o biogenética.  Ni siquiera en el desarrollo de infraestructura energética sólida. Así como también continuó con la férrea defensa de la patota sindical, la corrupción policial y permitió que la Justicia siguiera siendo para los poderosos.

Y, por supuesto, difiere del menemismo y seguidores en su política de derechos humanos (con todos los peros que se puedan oponer como Ley Antiterrorista, judicialización de la protesta, Milani y otros), en su política asistencial, el avance en aspectos democráticos (casamiento igualitario, etc, pero oponiéndose al aborto)  y el funcionamiento de las paritarias.


            Por eso ser opositor al kirchnerismo y no de izquierda obliga a disputarse una estrecha franja que queda a la derecha del mismo y antes de caer en algo tan mal visto como la UCD (aunque la mayor parte de sus propuestas fueron y son llevadas adelante) .

            Macri (que no necesitaba diferenciarse) se aprovechó de la situación de Massa (que sí necesitaba diferenciarse), se dedicó a mostrarse amigo de las ideas peronistas, evitó criticar salvo en lo mínimo al kirchnerismo y obligó a Massa  a girar a la derecha (lo cual le disminuyó sensiblemente las chances). Y después, hizo la plancha. Dejó que la corriente le acercara aliados. Carrió fue la primera y la UCR, que no puede girar a la izquierda ni una baldosa y tiene, en la situación actual, menos cintura que un pollo, no tuvo más remedio que aliarse con aquel con el cual comparte el electorado antes que se lo lleve todo.

Ahora sí. Armado de la estructura partidaria que antes no tuvo, Macri está en condiciones de enfrentarse en las presidenciales al kirchnerismo.  Y Massa quedó con un espacio tan reducido que ni siquiera es desdeñable que tenga que ir al pie. O jugar desde afuera para negociar en la segunda vuelta. Este giro de la UCR cambia todo el tablero político. Lleva a una polarización que restringe los espacios incluso para la izquierda.

La pelota ahora queda del lado del Gobierno, el cual puede jugarse con Scioli para no regalarle el electorado de derecha pero peronista a Macri o jugarse con Randazzo para juntar votos por la izquierda “progresista” que espera algún candidato en quien seguir creyendo que la revolución se hace con votos y pacíficamente (y, por supuesto, la hacen otros).




.

..

No hay comentarios:

Publicar un comentario