sábado, 12 de noviembre de 2011

Ganó Cristina ¿Y ahora qué?


Ganó Cristina. Y ahora que?


            Aunque parezca mentira, hace apenas mes y medio que Cristina Fernández de Kirchner fue reelecta con el 54% de los votos, aplastando a un oposición que quedó diezmada, atomizada y sin brújula. Sin embargo, viendo la situación actual parece que el Gobierno estuviera débil, con  el dólar que amenaza irse a más de cinco pesos, y la sensación de inestabilidad que surge de la lectura de los diarios o de los noticieros de la televisión.

            ¿Que pasó, que va a pasar? ¿Por qué sucede esto? ¿Están mal las variantes económicas? ¿Se acabó el viento de cola?

            Nada que ver. Políticamente, el “cristinismo” no tiene a nadie que le haga sombra. Ni toda la oposición reunida (y reunirla es una tarea que excedería al mismo Hércules) puede inquietar al Gobierno. Todos los índices macroeconómicos (reservas, vencimientos de deuda en el 2012, dinero circulante, expectativas de exportación, balanza comercial, etc, etc, etc.) le dan al país una solidez superior a la de cualquier país sudamericano (Brasil incluido) y a la de muchos de Europa.

            ¿Es todo una campaña mediática de Clarín y compañía? No, el grupo Magneto-Noble no tiene hoy tanta fuerza. Pero, algo hay. Por ejemplo, todo el mundo está pendiente del dólar paralelo. ¿Cual es el monto proporcional de dólares que se manejan en el  circuito paralelo, respecto al volumen total de dólares en el país? Entre el 1 y el 3 por ciento. Es evidente que eso no puede ser el problema.

            Y, si no es la oposición, no es el mercado, no es el Grupo Clarín ¿quién es el que le mueve la estantería al poderoso Gobierno de Cristina? El propio peronismo oficial.

            Ante la ausencia de canales de expresión para la pelea inter burguesa  (la pelea a dentelladas por el reparto de la torta entre los pesos pesados de la economía argentina), esta se metió dentro del partido oficial.

            Ahora, por ejemplo, hay una pelea feroz para incidir en la decisión de cual va a ser el reemplazante de Boudou, para moverle el piso a Marco del Pont (la cual no viene de la actividad bancaria, no está puesta por la gran burguesía financiera).

            Durante estos años, el kirchnerismo se enfrentó (como expliqué en el articulo de “El peligro del triunfo oficialista”) a los históricos sectores que dirigieron el país, los cuales, asombrados de no poder imponer sus designios, elevaron airados las voces contra “la prepotencia”, “los métodos antidemocráticos” y “la mordaza a los medios” todas cosas absolutamente inexistentes. Los voceros históricos del establishment, los “serios” periodistas estrellas  (Magdalena, Lanata, Nelson Castro, Santos Biasatti, Morales Solá., Grondona, etc), no podían soportar no seguir siendo los que marcaban la línea de pensamiento político en el país, como fueron durante años. Ellos, representantes de la Sociedad Rural, la banca financiera y la industria metalmecánica y siderúrgica, empezaron a patinar en el vacío. Y con ellos el mayor representante del sector: Clarín. Peor aún le fue a sus candidatos políticos: Carrió, Alfonsín, Duhalde y ni hablar de los desaparecidos (López Murphy, Reutemann, Blumberg, Aietto Guadagni, Lavagna -se acuerdan? 2007)

            Ese enfrentamiento terminó. Ganó, por muerte y abandono el kirchnerismo. Loable triunfo para un sector que empezó como advenedizo y se terminó quedando con todo el control, partiendo de una acertada lectura de esa inmensa ola revolucionaria que se abrió con la caída del Muro de Berlín. Esa ola que tuvo como efectos el fin del stalinismo, la caída de las dictaduras, un proceso de búsqueda de democracia y participación que acabó con la discriminación sexual, hizo avanzar las leyes proabortistas, aumentó la participación femenina en los poderes. Que llevó al poder a Mandela en Sudáfrica, a Chavez, Correa, Lula, Evo, Lugo, al propio Kirchner e incluso a Obama en EEUU. Comenzó la demolición de los regímenes autocráticos del mundo musulmán, llevó a la derrota a EEUU y aliados en Irak y Afganistán y amenaza (desde dentro y fuera) al Estado racista de Israel. 
           
Esa atinada lectura le permitió a Kirchner erigirse en representante de la voluntad de cambio de las masas. Encaró, tardíamente el “que se vayan todos” y lo cambió por el “que se vayan los representantes de la vieja política”.  Pero, esa pelea ya pasó. Mientra duró, nadie osó mostrar diferencias importantes. Pero ahora viene el reparto de beneficios. Y ese reparto va a ser en el marco de una feroz pelea. Eso explica los enfrentamientos de Cristina con Moyano, la ubicación de Mariotto en la vicegobernación de Bs. Aires. La casi no campaña oficial y la digitación precisa de las listas de candidatos desde la cúpula del Gobierno. Por eso se explica el desarrollo de “la Cámpora” y el aliento a la movilización militante de los jóvenes.

            Porque ahora viene otra pelea. Y esa pelea es dentro del kirchnerismo. Por eso no es descartable ver alianzas cada vez más frecuentes del Gobierno con el macrismo (como ahora para la designación de jueces), con los Sáa y no descarto que con Binner. El Gobierno aprovecha la debilidad de toda la oposición para usarla en esta pelea interna y la oposición necesita aire de donde sea (aunque venga de Cristina).

            Por eso lo del dólar es hojarasca y por eso, pese al aparente tembladeral, el Ministro de Economía no salió a dar ni siquiera una Conferencia de Prensa y Cristina ni lo nombró. Porque sabe de donde viene.

            Siéntense cómodamente en las butacas, porque lo que viene es muy superior a Piratas del Caribe o cosa parecida. Porque los que participan acá le darían envidia a los corsarios del Perla Negra. Estos son filibusteros de verdad. Y porque las peleas son de verdad. Después de todo, se pelean apenas por miles y miles de millones de dólares.

            Y en el marco de esa pelea el kirchnerismo ahora, con la pelea ganada, tiene que dar respuesta a muchos déficits que, hasta con mucha buena voluntad, puede uno concederle al Gobierno que no había terminado de uncir todos los bueyes al carro para que tiren para adelante. Pero ahora ya está. ¿Podrá hacerlo? Esto tiene más suspenso que una de Scream o Detrás de las Paredes.-

¿La oposición? Eso es tema de otra nota

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