Más allá de la evaluación de las
cifras (escribí a pie de página un aporte a las matemáticas de las manifestaciones),
la marcha de ayer fue importante, incluso se podría decir, muy importante. Pero
políticamente inoperante. No porque uno pueda estar de acuerdo o en desacuerdo
con la misma. Si no porque esa marcha no deja réditos a nadie. Como tantas
otras marchas de la oposición que ya hubo y su conmoción duró como mucho una
semana. ¿Por qué? Veamos.
La marcha de ayer fue una marcha por
la negativa o por una positiva difusa (lo cual puede ser casi lo mismo). Aunque
no estuviera dicho textualmente en la convocatoria, fue una marcha que sirvió
para que confluyan las personas indignadas por el asesinato/suicidio de Nisman,
las que descreen de la Justicia (curioso porque fue llamada por fiscales), las
que se oponen al Gobierno en general o a alguna de sus políticas, junto a otra
cantidad de motivaciones posibles.
¿A quién
responde esa masa reunida? ¿Qué político, que organización, que programa es
capaz de contenerlas y convocarlas? Ninguno.
En todo el mundo (y también, obvio,
en Argentina) hay cada vez menos
referentes políticos. la gente cada vez confía menos en los dirigentes. No
encuentra propuesta por la positiva que la entusiasme. A lo sumo apoya a quien
se diferencia del resto por alguna medida incluso de tipo asistencial
diferente, aunque sea consciente que no haya en ello una salida de fondo. La
orfandad permite ser “progresista” con subsidios, asignaciones y mejoras
salariales, mientras se continúa con la primarización de la economía, la
extranjerización de los recursos y la privatización de los servicios (esa es la
característica de casi todos los Gobiernos de “”izquierda”” (vale la doble
comilla en este caso) de América Latina. salvo puntuales excepciones.
Las marchas y movilizaciones solo
tienen efecto cuando surgen de la gente y cuando pasan a la acción por
consignas, a veces insignificantes (por ejemplo, no al aumento de 5 centavos en
el boleto, en Brasil). Una marcha como la de ayer (tenga 150 o 500 mil
participantes), vale menos que la acción de 10 mil personas cortando un acceso
por un reclamo de corte de luz. Porque la primera no deja nada y la segunda
puede ser el inicio de una organización popular.
En todo el mundo (desde la caída del
Muro de Berlín) hay un gigantesco vacío de poder (que es eso que expliqué al
inicio, nadie dirige a nadie, dicho groseramente) y es muy peligroso todo lo
que pueda dar pie a cualquier tipo de organismo que cubra (aunque sea mínimamente)
ese vacío de poder. Las masas están a la deriva y quien se erija en su
referente puede lograr lo impensable.
Pensemos en Podemos (España) o
Syryza (Grecia), en la meteórica evolución de Chávez, de Evo, del propio
Kirchner. La gente está esperando respuesta y, donde la encuentra, rompe los
diques y las tradiciones, vacía a los viejos partidos y sindicatos. Ese es el
gran peligro. Mientras no surja esa figura, los que dominan son los únicos que
tienen la tribuna abierta, con la gente escuchando sus discursos = los medios. Pero
no creamos que su poder sea ilimitado. Tampoco pueden organizar nada. Tampoco
pueden ir por la positiva.
Por eso, estas elecciones pueden dar
sorpresas. Una posible es que, si la oposición no logra dar una propuesta creíble
y convincente (y está lejos de hacerlo), el kirchnerismo continúe como la menos
mala de las opciones. ¿Por qué? Porque
nadie puede ofrecer nada.
¿Transporte y servicios públicos
confiables, baratos y eficientes? Para eso habría que plantear la nacionalización
con fuertes inversiones y nadie está dispuesto a ello (el pago de la Deuda
Externa lo impide) ¿Dejar de pagar la Deuda? No figura en la idea de ningún
candidato. ¿Una reforma impositiva para gravar a los ricos? Ni lo sueñen. Todos
los candidatos son ricos o representantes de los ricos. ¿Eliminar la corrupción
policial y las mafias? Imposible, todos viven y conviven con ellas, desde Macri
(barra brava de Boca - Fino Palacios ) hasta Binner (narcopolicía rosarina). Eso
hace que no se diferencien demasiado y, si ninguno convence mucho, mejor dejar
el que está, que tan mal no lo hizo hasta ahora. Pero eso no llena las
necesidades, que continúan insatisfechas, no cubre los vacíos, no termina de
convencer.
El camino está abierto para que
surja un fenómeno que dé respuesta. Por ahora, ante el giro a la derecha de
toda las estructuras políticas existentes (Solanas y Binner son la muestra), el
camino está abierto a la izquierda. Pero esta tiene que sintonizar con la
gente. Ya hubo muestras de esa posibilidad. Mientras
no se dé, toda martingala es posible (que Del Ser gane en Santa Fé, que Stolbizer
haga una buena elección en Buenos Aires, etc.). Pero, en esencia, nada se modifica y las cuentas
siguen pendientes.
Las marchas y los números
Cada vez que hay un acto, marcha o
manifestación, tanto de la oposición, del oficialismo o incluso de un
concierto, escucho las más alocadas cifras de participantes. No de esta marcha,
de todas. La Policía Metropolitana (Macri dixit) calculó en 500.000 el número
de participantes. Dejemos que las matemáticas hablen.
Partamos de un hecho fácilmente
comprobable. En un metro cuadrado (m2.) no entran más de 4 personas en un acto
(gente quieta, sin moverse) y no más de 3 (en realidad no más de 2 ½) de gente
en movimiento.
La Plaza de Mayo ocupa dos manzanas
del radio viejo de la ciudad y, en la parte más angosta (la del Cabildo) es una
manzana más chica que el resto. Esto es 200 metros por 100 metros = 20.000m2. de tope a tope. Eso nos da un
máximo de 80.000 personas en la Plaza.
Cada avenida (de Mayo o las
Diagonales) tiene, de vereda a vereda, entre 15 y 16 metros. Tomemos 16 por 100
= 1.600m2.por cada cuadra máximo. En marcha contemos 3 personas por m2., eso da
4.800 personas por cuadra. Si toda Av. de Mayo está llena hasta la 9 de Julio y
dos cuadras de cada una de las Diagonales también, sumaríamos 9 cuadras = 14.400. Calculemos que Av. de Mayo
está llena hasta el Congreso = 14.400 personas más.
Todo eso nos da 108.800 personas.
Exagerando muuuuuuuuuuucho 150.000. Y estaríamos hablando de uno de los actos,
marchas o manifestaciones más concurridos que se tenga memoria (p. ej. los
primeros 24 de Marzo desde el 83).
Para juntar 500.000 personas hace
falta llenar más de seis Plazas de Mayo a tope, o 38 cuadras de la 9 de Julio
(tiene 10 carriles de tránsito de 3.25 cada uno = 32.5 x 100 = 3.250 x 4 =
13.000 x 38 = 494.000.-) Y todos sabemos que no hay 38 cuadras de la 9 de
Julio.
Las pasiones políticas son
subjetivas. Los números y cálculos de la matemática, no
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